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Se hace referencia con esta expresión a la esperanza temerosa del final de los tiempos o momento en que el mundo llegue a su final. Es idea muy grabada y expresada en los profetas del Antiguo Testamento y diversos oráculos de otras religiones. También aparece la idea en Nuevo Testamento: Mt. 10.22; Mt.7 13; Lc. 21.9; 1 Cor. 10.11; Hebr. 9. 26; etc.
La historia cristiana conoció múltiples movimientos, grupos, sectas y creencias sobre la llegada y los rasgos de los últimos días. Ninguna precisión ni predicción tuvo nunca base real ni fundamento bíblico, siendo uno de los misteriosos desafíos que los hombres siempre llevaron consigo sin jamas poder desvelar, sobre todo si olvidaron los avisos del mismo Señor: "En cuanto al día o la hora nadie lo sabe, ni el Hijo del hombre". (Mt. 24. 36)
Algunos grupos religiosos antiguos y recientes se afianzaron en esta expresión, como el caso de los Mormones, que se denominaron a sí mismo como "Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días". (Ver Escatología. Ver Mormones)
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